Vidas ejemplares de la región: Silverio Pereyra, payador de Alejandro.

Por Jericles

Silverio Pereyra se crio en el campo y amaba profundamente los caballos. Cada vez que sus padres lo llevaban a la ciudad, se pasaba horas viendo dar vueltas al caballo de la calesita de la Plaza. Y su otra pasión fue la guitarra, de allí fue que pronto uniría sus dos pasiones a través del oficio del payador.

Empezó como un hobby, cantando en la plaza el Día del Pueblo en Reducción, y de ahí en adelante nadie pudo sofrenarlo, y Silverio se convirtió en un animador de los distintos festivales del país con sus payadas, que siempre hablaban de lo mismo: el sentimiento gaucho por las cosas de la tierra, y el respeto por las tradiciones.

Pero hubo un punto de quiebre en su carrera: fue cuando comenzaron las protestas de los ecologistas.

Ahí fue que Siveriose sintió tocado y comenzó a provocarlos con sus versos de payador:

“Con la guitarra en las manos

Quiero expresar mi verso sincero

Y comer un asau con cuero

En honor a los vegetarianos…

Hoy lo digo sin desgano

Porque acá hay mucha gente

Y naides me lo desmiente:

¡Los verdes cuando no los ven

Andan con bolsos de piel de serpiente…!”

*

¡Silverio no podía soportar que los defensores de los derechos de los animales protestaran por el maltrato a los caballos! Así que en cada jineteada no paraba con las provocaciones:

“Los pingos en la jineteada

Saltan y brincan de gozo

Porque se sienten famosos

Mientras la doma perdura

Que nadie hable de tortura

Eso es una pavada

El caballo tiene opción:

La doma o el frigorífico

Lo segundo es terrorífico

Puede convertirse en fiambre

Y terminar saciando el hambre

En una tabla é picada!

*

Pero quiso el destino que Silverio se enamorara de Josefina, una piba vecina de su pueblo, Alejandro. Josefina había estudiado en la Universidad de Río Cuarto, y allí hizo amistad con un grupo de jóvenes feministas. Cuando terminó la carrera regresó a su Alejandro natal, y allí siguió militando no sólo el feminismo, sino también las causas de Derechos Humanos, el movimiento vegano, la ecología y la diversidad sexual.

Como el amor es ciego el flechazo fue mutuo, y aunque se desenvolvía en un ambiente totalmente machista, Silverio no era tonto y tuvo que cambiar de estrategia para no ser rechazado.

Y se pasó meses leyendo tratados sobre feminismo, debatiendo en las redes sociales y participando en Congresos y Marchas sobre la Diversidad Sexual.

Y así fue que poco a poco, influenciado por su novia, el payador comenzó a cambiar la letra de sus improvisaciones, provocando primero el desconcierto y después la ira de sus seguidores.

Acá van algunos de los versos que muestran el profundo cambio cultural que sufrió Silverio:

“Yo voy a cantar verdades

Que muchos años callé

Y perdón si yo fallé

Por culpa é la tradición….

Entre el hombre y la mujer

Ya no hay lugar pa´l machismo:

Yo valoro la igualdá

Que pregona el feminismo….

La mujer puede ser jinete

y yo hacer los quehaceres

Le presto mi mejor flete

Y le lustro hasta los muebles…..

Ahora limpiar un retrete

Pa’ mí es motivo de orgullo

¡Ella,con pañuelo verde,

Y yo, podando un ligustro!”

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¡Con este cambio de actitud, Silverio Pereyra fue perdiendo todos los amigos que tenía en el ámbito de la jineteada, y lo peor es que también se fue quedando sin laburo!

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Por una cuestión de tiempo también terminamos acá con los versos, pero prometo que vamos a volver a contar nuevos y apasionantes capítulos de la vida de este notable payador de los pagos de Alejandro.

FIN