El deseo del renacido
Por Pablo Callejón
Luis Juez llegó bien temprano a los festejos, acompañado por Gumersindo Alonso. Habían pasado un par de minutos de las 20 y la diferencia del cómputo oficial empezaba a consolidarse en favor de Antonio Rins. El Toño regresaba al Palacio de Mójica tras derrotar a Alberto Cantero y toda la estructura del delasotismo provincial. Una de las claves fue el “Gumer”, articulador de la alianza electoral en bastiones históricamente peronistas. Un año antes de aquel 13 de junio de 2004, Juez había alcanzado una victoria aplastante en Córdoba capital, con una diferencia de casi 30 puntos sobre Alfredo Keegan, un abogado acartonado que no pudo hacer olvidar el desmanejo y la estela de corrupción de Germán Kammerath. Los ecos del triunfo del Frente Cívico, que provocó una implosión en el bipartidismo, había alcanzado las puertas de la Casa Rosada, donde Néstor Kirchner comenzaba a gestar la transversalidad tras el derrumbe de los partidos tradicionales por la crisis institucional del 2001. El entonces intendente cordobés aspiraba a ser gobernador y necesitaba ampliar el entramado de alianzas con un radicalismo desencantado con la conducción nacional. Rins ya era parte del sector liderado por Julio Cobos, quien se convertiría en vicepresidente de Cristina Fernández.
“Amo a Talleres, a la Mona y a Kirchner”, afirmó Juez en una entrevista a Página 12, en tiempos en los que pretendía gestar una diversa fuerza electoral capaz de derrotar al delasotismo. Desde Capital Federal, prefirieron jugar a dos puntas. El ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, hoy preso por corrupción, fue el articulador del acuerdo entre el kirchnerismo y De la Sota para impulsar la fórmula entre Juan Schiaretti y el basquetbolista Héctor “Pichi” Campana, quien había ingresado a la política de la mano del juecismo. La elección del 2007 fue inolvidable por lo escandalosa. Un escrutinio de 15 horas y un inoportuno corte de luz derivaron en un triunfo del “Gringo” por apenas un punto. Juez apuntó sus críticas contra el presidente del Correo Argentino, el riocuartense Eduardo Di Cola, y aseguró que le “robaron la elección”. Aquel enamoramiento, que Juez dijo sostener “por convicción y no por conveniencia” con el modelo kirchnerista, terminó en desencanto. Los sectores progresistas de Carlos Vicente, Martín Sabatella y Pino Solanas, comenzaron a distanciarse del líder del Frente Cívico cuando advirtieron que en su nuevo esquema de alianzas aparecían la Coalición Cívica y la Mesa de Enlace.
En política las sentencias siempre son relativas. Juez intentó alcanzar la gobernación en el 2011 y pocos imaginaban una resurrección política cuatro años después, cuando debió conformarse con una banca de concejal tras quedar en un pobre cuarto lugar, aliado a Olga Ruitort, la ex esposa de De la Sota. El renacimiento llegó de la mano de Cambiemos y un vínculo en el que nunca dejó de mirarse de reojo con Mauricio Macri. El ex presidente lo rescató del discreto rol parlamentario cordobés y lo nombró en la Embajada de Ecuador, un lugar que Juez tuvo que abandonar en forma abrupta cuando insinuó, con escasa diplomacia, que los ecuatorianos eran unos “mugrientos”.
La derrota de la alianza entre macristas y radicales en 2019, impuso el regreso del peronismo al poder nacional y Juez se convirtió en un frecuente invitado de las tertulias políticas de los medios porteños. La verborragia anti kichnerista lo posicionó como candidato de las últimas legislativas, donde obtuvo un amplio triunfo junto a Rodrigo de Loredo. El nuevo escenario cordobés lo habilitó para posicionarse, una vez más, como el dirigente opositor que mejor mide en las encuestas. El macrismo debió asumir el mal trago de no imponer un candidato propio. El Fernet hubiera preferido seguir acompañado por la Coca, pero De Loredo apostó por disputar la intendencia y bajarse de la fórmula a la gobernación. Las internas con epicentro en la Capital Federal condicionaron el armado provincial y alcanzaron el mayor punto de ebullición cuando Horacio Rodríguez Larreta propuso que Juan Schiaretti se sume a Juntos por el Cambio. Antes de lo que hubiera significado la estocada final a su discurso crítico del modelo cordobesista, Juez irrumpió en la asamblea nacional y amenazó con abrirse de la fuerza a pocas semanas de la elección en Córdoba. Aquella eterna rivalidad que nació en el 2007 hubiera derivado en una sociedad política indigerible en medio de la campaña.
Luis Alfredo Juez nació el 13 de septiembre de 1963, en Córdoba. Está casado y tiene cuatro hijos. Su padre formaba parte de las Fuerzas Armadas y decidió que cursara el secundario en el Liceo Militar General Paz. El año en el que abandonamos la noche más larga, comenzó a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. A los 17 años comenzó a militar en el Justicialismo y en 1987 fue electo presidente de la Juventud Peronista. De la mano de José Manuel De la Sota, se convirtió en diputado provincial en 1994 y seis años después, el Gallego apeló al discurso verborrágico con énfasis en “la honestidad”, para designarlo como fiscal Anticorrupción de la Provincia. El vínculo entre el político en ascenso y su formador terminó con una batería de denuncias que impactaron en el seno del peronismo. Juez dio el portazo y fundó el Partido Nuevo contra la Corrupción, por la Honestidad y la Transparencia, con el que llegó a la intendencia de Córdoba. Si el lastre eran los negociados de Kammerath, la opción debía ser un paladín de la Justicia, imaginaron los cordobeses.
Su vocación por reinventarse una y otra vez, aún sumido en extremos ideológicos irreconciliables, le permitió sobrevivir a todas las etapas políticas, sin abandonar la centralidad de la política. “Me robaron una, casi gano la otra y esta vez, voy a ganar”, afirmó Luis Juez en el epílogo de una campaña signada por un desinterés entre los electores. El tercer intento lo encontrará como el peronista que busca desbancar al cordobesismo, sustentado en la estructura radical. El candidato de Juntos por el Cambio habló de un mandato que apostará por “la Justicia Social” y al mismo tiempo, prometió ante la mirada severa de los empresarios de la Bolsa de Comercio ser “un gobernador prudente”. En aquella reunión con el Círculo Rojo mediterráneo, a la que llegó acompañado por Macri, le pidió al presidente de la entidad, Manuel Tagle, que le sugiera un ministro de Economía para su gestión. Y en ese amplio escenario político, Juez ofrece una certeza que pocos dirigentes opositores de peso pueden ostentar en Córdoba: nadie desea con más fervor qué él, terminar con la hegemonía partidaria que domina la Provincia desde hace 24 años.
El después de los caudillos
También te puede interesar
El Gobierno insiste con la reforma laboral: Promueve fragmentar vacaciones y la creación de “un banco de horas”
13 enero, 2025
La inflación subió fuerte en diciembre y cerró el año con un alza del 36 por ciento
14 enero, 2021