Las mujeres que le sonrieron a la historia

Por Pablo Callejón

El puño en alto y una sonrisa convencida de atravesar los murales de la historia. Las dos mujeres que ocuparon la centralidad de los festejos alcanzaron la imprevisible y contundente victoria que podría decidir un cambio de época. “Es oficial, es oficial”, coreaban las militantes de Marisa Rovera y Nora Bianconi, cuando poco después de las 21 el escrutinio reveló una diferencia abrumadora que les garantizó el triunfo sin balotaje. Por primera vez, en casi 52 años, habrá rectora y vicerrectora. Dos conceptos disruptivos en una vida universitaria signada por tantos años de hombres en el poder. El triunfo opositor impulsó un sismo político que impone una mirada de género y el análisis que la trasciende. El resultado final también evidencia el desgaste del oficialismo y las criticas  a gestión que encabezó Roberto Rovere, sobre todo, en los claustros docentes y estudiantiles.
La formula compuesta por la microbióloga Rovera  y la abogada Bianconi, se creó “en forma espontánea”, como un devenir del clima que parecía expresar un malestar mayoritario. El predominio de la agrupación Dinámica Estudiantil en los centros de estudiantes y la resistencia de Franja Morada en Humanas, habían adelantado un nuevo escenario ideológico y político que terminó de ratificarse en la preferencia de los docentes. La toma de la Universidad en 2018 provocó un quiebre irreversible que derivó en el fortalecimiento de los sectores que se oponían a la medida.  Rovera concluyó la noche del jueves rodeada de jóvenes con remeras de color naranja o morado. Todas las vertientes, o casi todas, llevaron el agua para el mismo río.
La nueva conducción sumó a la Facultad de Ingeniería al previsible triunfo en Exactas y Económicas. Consolidó, además, una muy buena elección en Agronomía y Veterinaria.  El veredicto final fue la ratificación de las sensaciones que mostraban uno y otro sector en la previa a las jornadas de votación. Mientras los gestos adustos predominaban en la actual conducción, había un relajado optimismo entre quienes un gozaron de un triunfo avasallante.
Hay razones para explicar el desenlace que solo encuentran fundamentos en la propia vida universitaria. Y otros argumentos, que refieren a una etapa política capaz de trascender los límites del campus. Dinámica fue un bastión que se desplegó en cada facultad y el radicalismo dispuso de su estructura, a través de la militancia de la 30 de Octubre y Franja Morada, para acompañar a Rovera. En la Municipalidad no pasaron desapercibidos los festejos de algunos dirigentes, incluso con aspiraciones a disputar el sillón de Mójica.  Los docentes apostaron mayoritariamente por el cambio y los votos que llegaban del claustro estudiantil profundizaron la diferencia en los guarismos.
Con casi 10 mil millones de pesos de presupuesto y una influencia directa sobre las matrices productivas y profesionales de la región, las manifestaciones en las urnas universitarias parecieron despabilar las estructuras partidarias que miraban de reojo la elección. Los mensajes a través de Twitter del intendente Juan Manuel Llamosas y el gobernador Juan Schiaretti expresaron algo más que un gesto de formalidad. La victoria de Rovera y sobre todo, la diferencia que obtuvo con el oficialismo, dejó sensaciones que podrían develar un estado de ánimo social más allá del mero contexto universitario. “Este puede ser un anticipo de lo que puede pasar en la Provincia y el país”, se animaron a concluir algunos dirigentes.
Rovera buscó desligarse del rótulo de una victoria radical y habló de una construcción colectiva. La “chica de tapa” se había presentado durante la campaña como una defensora de la educación pública. Recordó que estudió la primaria en una escuela rural de Paso de Durazno y luego, hizo la secundaria en la escuela Normal. Se recibió de microbióloga en la Universidad donde también estudiaron sus dos hijos. En sus primeras manifestaciones públicas como rectora electa ratificó el proyecto universitario barrial y el PEAM. Además, habló de inclusión y apuntó a un monitoreo sobre la permanencia de los estudiantes, con el objetivo de reducir los números de deserción.  Y cuando le consultaron sobre género, prefirió referenciar “un triunfo de todas” y no solo personal. Medio siglo debió trascender para que dos mujeres comiencen a marcar un nuevo pulso de gestión.
El rector Rovere se mostró incómodo cada vez que le preguntaron si el resultado fue un plebiscito a su gestión. El funcionario habló de candidatos y propuestas, en un intento por cambiar el eje de la discusión. Sergio González eligió masticar la bronca y “esperar un tiempo” para sacar mejores conclusiones. La pandemia fue un condicionante para todos los oficialismos, pero no actuó como un único motivo. El aislamiento por la pandemia dilató la concreción de proyectos y obras, algunas millonarias, como la construcción de un nuevo edificio para la facultad de Económicas. También generó un malestar en la comunidad universitaria que no estaba preparada para convivir con la virtualidad, y muchos menos, para aceptarla como única alternativa posible.
Un factor que impactó en medio del contexto electoral fue la imputación del docente universitario Mario González, acusado de abusar sexualmente de alumnas y profesoras durante años. El accionar judicial visibilizó el enojo de las víctimas y sus familias, quienes cuestionaron a la Universidad “por haber ocultado lo ocurrido”, además de negarles contención tras la denuncia formal, la apertura de un sumario interno y los reiterados reclamos para evitar que González fuera un visitante habitual de los pabellones educativos. Un frío y formal comunicado fue la única respuesta del Rectorado ante el drama de las mujeres que golpearon demasiadas puertas para lograr ser escuchadas. Nunca fueron recibidas por las autoridades ni se promovió un debate con perspectiva de género en las áreas que la propia estructura universitaria había gestado. Los hechos tuvieron una sensible incidencia, sobre todo, en sectores del propio oficialismo que se identifican con el movimiento feminista.
Rovera y Bianconi asumirán en una etapa de alta conflictividad social, donde la educación pública no implica la natural incorporación de hijos de trabajadores o familias vulnerables al ámbito universitario. Las imposiciones económicas del Fondo Monetario Internacional y las voces que multiplican los mandatos de ajuste con reducción del gasto social, prevén un periodo de posibles restricciones presupuestarias. Un complejo contexto para las aspiraciones de cambio que comenzaron a gestarse el día en que dos mujeres le sonrieron a la historia.

Foto: Unirio