“El caso Fernando no es aislado, a mi hijo lo golpearon a patadas cuando estaba en el suelo, se necesita un cambio social y de leyes”

“El caso Fernando no es aislado, a mi hijo lo golpearon a patadas cuando estaba en el suelo, se necesita un cambio social y de leyes”, expresó Paulina Baños, madre de Gerónimo, un adolescente de 16 años que fue violentamente atacado por una patota en diciembre del 2021, cuando salía de un egreso.
En medio de la conmoción por el juicio a los rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa, Paulina resaltó en diálogo con Póster Central que, “hoy todavía se me mueve todo, nadie imagina que mandás a tu hijo a un egreso y te llaman a la madrugada para contarme que varios jóvenes, adultos, lo había agredido”.


“Gerónimo gracias a Dios pudo sobrepasar lo que ocurrió. Recibió varias patadas, sobre todo en la cabeza.  MI hijo cayó al piso y allí recibió las patadas más fuertes. Un chico que se llama Salvador, fue quien lo levantó y le salvó la vida. Estaban tan esañados con él que solo pegaban”, recordó.
Y agregó: “Tenían entre 18 y 19 años y actuaban contra un chico de 16 años. La reflexión como sociedad nos señala que estamos haciendo las cosas mal. No se si solo son los valores y la educación, o la droga y el alcohol. Creo también que la Justicia es lenta y esta lentitud hace que tres años después vaya a juicio el caso de Fernando. Hay una indefensión de las victimas. Necesitamos una reforma del Código Penal”.
Baños opinó que, “el fin de semana pasado en Santa Rosa pasó lo mismo, un chico en el piso y varias personas estaban golpeándolo en el piso, una bestialidad”
“Las lesiones gravísimas necesitan un cambio. Solo surgen si se daña un órgano vital para tu supervivencia. A mi hijo le pegaron una patada en la cabeza y le provocaron una quebradura de mandíbula, lo que implica penas de 3 a 6 años, que es excarcelable. La situación de Gero se elevó a juicio un año después. El paso del tiempo genera impunidad”, argumentó.
Y añadió: “Los adultos podríamos pensar que puede haber un cambio social, pero en los jóvenes no lo se. En el caso delos rugbiers no veo un arrepentimiento, lo del final estuvo todo preparado”.
“Si bien hay una condena social, no hay reparación por esa familia que perdió a su hijo. Yo lo tengo a mi hijo conmigo, pero lo que pasamos no me lo voy a olvidar nunca. Nosotros tuvimos suerte, yo lo tengo con vida”, expresó.
Y admitió: “Después de lo ocurrido me costó mucho dejarlo seguro. Vos crees que lo dejas en un lugar seguro, o crees seguro. Tampoco puedo agobiarlo. El pudo gracias al apoyo de su familia y la terapia tener una vida normal”.