
Qué hacer con el centro: el tránsito caótico, el comercio que cede ante los bancos y la búsqueda de un espacio “amigable”
En los últimos años, cerraron en Río Cuarto Ribeiro y Garbarino, desapareció Norton, estuvo cerrado durante meses el local de la ex Barraca y se desvanecieron las promesas de arribo de Falabella o Sodimac. De hecho, la empresa Falabella ni siquiera tiene hoy sucursales en la Argentina. La pandemia aceleró cambios que ya se habían naturalizado en la compra on line y las grandes superficies comerciales debieron empezar a competir con el auge de distribuidores de paquetes de Mercado Libre que llegan directamente a la casa del comprador. En algún momento de la pandemia, el micro y macro centro rompieron récords históricos en el número de locales vacíos por los impedimentos a la circulación, la caída del poder de compra y la nueva oferta digital. Con el regreso a la normalidad, se recuperó el alquiler de espacios comerciales aunque desde el municipio admiten que no hay pedidos de radicación de grandes empresas foráneas en un radio urbano que convive con un tránsito caótico.
El debate sobre la necesidad de hacer un centro “más amigable” está marcado por la incertidumbre. El sistema de transporte de colectivos ratificó a la Plaza Roca como lugar de trasbordo y proliferan los bancos y financieras que concentran el arribo de personas a pocas cuadras alrededor. Al mismo tiempo, se buscan crear paseos, como en Alvear y Sobremonte, que intentan desalentar la circulación de vehículos. Algo similar buscó el ensanchamiento de vereda que impulsó el ex intendente Juan Jure en calle Rivadavia. Hay quienes piden peatonales durante algunas horas en arterias muy transitadas y quienes aseguran que es una modalidad que las ciudades más importantes buscan superar porque se convierten en “lugares muertos” cuando los comercios cierran. Es la constante contradicción de la ciudad que nació como un pueblo grande con la plaza principal como faro y no logra alcanzar un crecimiento planificado y previsible.
La discusión sobre qué hacer con la ordenanza que impidió la radicación de la firma EASY en el predio del supermercado VEA reabrió un debate con final abierto. El proyecto no preveía sumar un nuevo local ni aumentar los puestos de trabajo. Era simplemente una relocalización: cerrar el espacio sobre ruta A005 para abrir en otro lado. El municipio asegura que no hay ningún otro pedido de radicación en análisis y desde el bloque oficialista de concejales aceptan analizar la norma, aunque priorizando el interés local. Era el guiño que esperaban los dirigentes del Cecis que colmaron el recinto del Concejo Deliberante, en la primera reunión de la comisión parlamentaria que debe analizar la derogación de la legislación o la posibilidad de modificarla. En la oposición temen que se haya abierto un debate “simulado” que termine en la nada y aseguran que la ordenanza “debe ser derogada para permitir la plena ejecución del Plan Urbano que ya define los lugares de habilitación”.
La restricción a la radicación de grandes superficies comerciales surgió tras el arribo de firmas multinacionales de venta de alimentos y otros productos del hogar. Atilio Lunardi aseguró que la apertura de los hiper en Banda Norte y frente a la cancha de Atenas derivó en el cierre de 300 pequeños comercios. En el análisis surgió la comparación irremediable con otras ciudades donde la oferta de grandes superficies favorece el arribo de compradores desde otros lugares. Advierten que si Río Cuarto intenta ser un epicentro comercial para toda la zona, no alcanzaría la oferta de locales medianos o chicos. Y aquí surge otro elemento disruptivo que el Centro Comercial resiste: la posibilidad de contar con horario corrido para favorecer a quienes llegan desde la zona.
Uno de cada cinco empleados en Río Cuarto trabaja en algún comercio. La ciudad con aspiraciones industriales es, sin embargo, una referencia comercial y de servicios, apuntalada por la dinámica del campo. El peso del sector es clave también para el Estado, que tiene como principal foco de recaudación el tributo de Comercio e Industria. Poner en debate qué hacer con el centro es un escenario donde todavía confluyen los intereses sectoriales, miradas conservadoras, lobbys privados y la ausencia de un plan de mediano y largo plazo que trasciendan las polémicas coyunturales.
Por Pablo Callejón
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