Eternas gracias

Las vi a mis hijas llorar por el pinchazo y apretarme fuerte la mano.

Me vi con el corazón latir apresurado en la fila de espera.

Vi a miles que hacían la misma cola, no importa la clase social a la que pertenecían.

Vi a personas amables que nos organizaban en la espera.

Vi a enfermeras inyectar las vacunas con el orgullo de quien hace historia en cada inoculación.

Vi adultos mayores, niños, niñas, adolescentes, madres, padres, personas que llegaron solas, familias enteras.

Vi a músicos que entonaban canciones para da ánimo.

Vi payasos que hacían sonreír a las infancias.

Vi gente llorar de emoción.

Me vi llorando en el auto después de la primera vacuna.

Vi que el Estado es pensar en el otro.

Vi a agentes de tránsito explicando cómo ingresar.

Vi a militares acarreando unidades de vacunación.

Vi a médicos y médicas orgullosos de lo que veían.

Vi que es posible un esfuerzo colectivo y vi que lo colectivo nos salva.

Vi una pandemia desvanecer por las vacunas.

Vi una campaña por “la vacuna es vida” para convocar a todos y todas al mismo lugar.

Y hoy las vi y los vi bailar de alegría en el último día del vacunatorio en el Polideportivo.

En ese lugar vi salvar vidas.

Eternas gracias por verlos y vernos allí.