Por mundos diferentes

Por Pablo Callejón Periodista

La cuasi normalidad en las calles parece disimular lo que sucede en el mundo que confronta con el peor rostro del Covid. La ocupación de camas de terapia superó el 85 por ciento y mantiene una tendencia al alza. Desde hace semanas revela un crecimiento sostenido en toda la Provincia, con algunas zonas muy afectadas. La incorporación de unidades para áreas críticas y la ampliación del número de respiradores sirvieron para reforzar en parte la asistencia sanitaria en la segunda ola. Se necesita, además, personal especializado, un rubro escaso que requiere años de formación. El fuerte aumento de cuadros graves deriva en una fuerte presión sobre las y los trabajadores de la salud que buscan multiplicarse ante la ausencia de compañeros de trabajo en los sectores más sensibles. Adrián Rocha, enfermero terapista del Hospital, advirtió que deben dar respuestas permanentes a pacientes sedados, con respiración mecánica y pronóstico reservado que exigen un monitoreo minuto a minuto. “Adecuar la incorporación de un paciente a Terapia no se reduce a tener una cama libre, se necesita cumplir con el protocolo de asistencia que requiere de personal. El desgaste después de tanto tiempo de pandemia es muy alto”, admitió. Tras superar largas horas en el interior de las terapias intensivas, los pasillos con camas de emergencias, las áreas de cuidados intermedios y la carpa de recepción de pacientes, quienes libran la batalla diaria contra el virus se advierten en una cotidianeidad social y comercial que parece reservar el derecho de admisión al virus. El incremento de programas de testeos intenta hacer más efectiva la detección de casos, para lograr encapsular nuevos focos contagios. La estrategia necesita de un fuerte compromiso social para garantizar el resguardo de los contactos estrechos y el cumplimiento de los días de cuarentena para los positivos asintomáticos. El virus circula con las personas, pero cada vez le resulta más difícil al Estado reducir la movilidad de gente. Las medidas de restricción han sido muy severas para sectores de menor circulación, como peluquerías, centros de estéticas o gimnasios, y flexibles con el resto de actividades. Solo la suspensión de clases presenciales parece apuntar a una reducción de circulación de personas. La Provincia y los municipios esperan los efectos de los nueve días de mayor confinamiento y confían en que “un plan a la cordobesa” permita consolidar una eventual baja de contagios, sin caer en el colapso del sistema sanitario.

La gran apuesta en Río Cuarto y el país es el plan de vacunación. La ciudad superó los 56 mil vacunados con una dosis. Este fin de semana se alcanzarán las 17 mil personas con inmunización completa, a partir del arribo de 3.500 vacunas Sputnik V del segundo componente. Desde el municipio confían en que habrá un suministro sostenido de partidas en los próximos meses que permitirán alcanzar a la población inscripta. Las dificultades comienzan a advertirse por los pocos que aún resisten la vacunación y los muchos que alertan sobre dificultades para inscribirse en el sistema del Ciudadano Digital, paso previo para obtener un turno en la web oficial. Según datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, en todo el territorio se aplicaron 34 dosis cada 100 habitantes. El dato nos ubica por debajo del nivel vacunatorio de Chile, Uruguay, Guyana y Brasil, pero en un promedio superior a la media mundial y de Sudamérica. En relación a la compra de vacunas, ocupamos el lugar 23, con 17.895.790 unidades adquiridas. Del total, 15.730.223 ya fueron inoculadas. Según datos de la plataforma Our World in Data, de la Universidad de Oxford, nos encontramos en el puesto 20 de dosis aplicadas por país, en un ranking que lideran China, los Estados Unidos y la India. Si el comparativo es en relación a la población de cada nación, Argentina aplicó 34 dosis cada 100 habitantes. Esto nos relega al escalón 90 entre más de 210 países, aunque por encima del promedio mundial. La inequidad en el acceso a las partidas se revela en el poder de concentración de algunos países centrales: Canadá tiene más de 10 dosis por habitante, Gran Bretaña 8, Nueva Zelandia 7 y Australia 6. En la región, Chile firmó los acuerdos más ambiciosos, por el equivalente a más de 5 vacunas por habitante.

La Argentina firmó acuerdos con distintos laboratorios para comprar 57,6 millones de dosis y espera completar otras 9 millones adquiridas a través del mecanismo COVAX. Del total negociado, hasta el momento llegó un 33 por ciento de las unidades comprometidas. Las dificultades de producción y distribución también impactan en el primer mundo. España recibió un 25 por ciento de las 93 millones que compró y Francia, un 15 por ciento de las 226 millones de vacunas acordadas. La aparición de cepas con mayor celeridad de contagios, como la Delta, de origen en la India, podría anticipar un nuevo escenario para las próximas etapas de la pandemia. Reino Unido, uno de los países con más altos niveles de vacunación, comenzó a registrar un nuevo brote de casos. El departamento de salud pública de Inglaterra precisó que la variante está asociada con un 64% más de riesgo de transmisión en comparación con la cepa británica y es un 40% más transmisible al aire libre. En Gran Bretaña, los casos se están duplicando cada 4,5 días en algunas regiones. Los expertos advierten que la vacunación no es aún la carta definitiva para terminar con la pandemia, aunque resulte imprescindible. Se necesitan mantener los cuidados del uso de barbijo y distanciamiento, con fuertes controles sociales para evitar la propagación de contagios. Los sistemas sanitarios más sólidos del mundo debieron enfrentar el riesgo de colapso. En algunos casos, no pudieron impedirlo. Si las cuarentenas estrictas y prolongadas ya no son una opción en la Argentina, la efectividad de medidas entre algodones, en las que se intenta no afectar el precario funcionamiento económico, es todavía un escenario incierto. Ernesto Kofman, integrante del equipo de investigadores del Conicet que pidió por restricciones focalizadas por un tiempo determinado, advirtió que “si no son acatadas y no se logra disminuir el contacto social, la curva va a demorar mucho más en bajar y vamos a tener muchas más personas fallecidas lamentablemente”. El Estado tiene el doble desafío de generar un plan de acción y garantizar su cumplimiento. Es un debate entre muchos mundos. Los que revelan las unidades críticas desbordadas, los bolsillos flacos de amplios sectores sociales, la negligencia de los que piden libertades mundanas, la batalla descomunal por sumar vacunas, los intereses mezquinos de voceros mediáticos y políticos, la ambición de quienes buscan recuperar rápidamente sus ganancias y la capacidad del Estado para imponer medidas que restrinjan la circulación del virus a través de la gente. Mundos a veces dispersos, aislados unos de otros, que finalmente confluyen cuando el virus golpea en las puertas de acceso a la sala de terapia.