¿Alguien sabe sus nombres?

Por Pablo Callejón

Aquel viernes ya estaba agotado, apenas podía hablar. El esfuerzo para comunicarse a través de la videollamada se había convertido en un suplicio. Estaba sin fuerzas, no podía inclinar levemente el rostro hacia el celular como lo había hecho antes. Su hija sabía de la agonía de los pacientes de Coronavirus y le pidió a las enfermeras que lo dejaran descansar. Ella también es trabajadora de la salud y debió soportar un grave cuadro de la enfermedad. Esta vez era su padre quien respiraba bocanadas de aire cada vez más espaciadas. Dos días después le comunicaron el previsible final. No volvió a ver su mirada tierna, los brazos que la acunaron de niña, las piernas donde se apoyaba para contarle como le había ido en la escuela. No hubo velorio, ni coronas, ni compañeros de trabajo que intentaran darse fuerza frente a la sala velatoria.
Desde que comenzó la pandemia 235 riocuartenses fallecieron por el virus gestado en una lejana feria de Wuham, en China. Si no fueran solo números, podríamos descubrir sus nombres, saber dónde vivían, quiénes fueron los hijos que lloraron su ausencia en la más profunda soledad. Los amigos que dejarán la silla vacía del bar, el esposo o la esposa que dormirán abrazados a una almohada fría. Ojalá pudiéramos identificar a cada uno de los pacientes en Terapia y a los que sudan el miedo por la falta de respuestas del respirador. Aquellos que le piden al enfermero que grabe un mensaje para los que no podrán abrazar si mueren en la sala de cuidados críticos. Sería muy valioso dejar de dar números para poder identificarlos por sus rostros, sus manos, su aliento todavía tibio. La muerte por Covid es aún más solitaria que las otras muertes.

El registro del Ministerio de Salud de la Provincia informó 117 nuevos contagios por Covid en las últimas 24 horas. Es el peor registro en meses. Sin embargo, no representa exactamente el número del día, sino los datos que la Provincia cargó durante la jornada. La estadística minuciosa del municipio es igualmente reveladora: En Río Cuarto, los casos aumentaron más del doble en las últimas 15 jornadas. En la primera semana de marzo el promedio era de 37,3 contagios por día. La cifra se redujo en la segunda y tercera semana y volvió a incrementarse en la cuarta con un promedio de 21,3. Durante abril, el crecimiento comenzó a acelerarse fuertemente según los datos de la secretaría de Salud. El sábado 3 de abril reveló 26,8 casos diarios y el 10 de abril, los contagios derivaron en un promedio de 55. En total, se acumularon 12.921 casos desde el inicio de la pandemia, a pesar de haber transcurrido varios meses con apenas 11 pacientes afectados. Fuimos testigos de la capacidad que tiene el Coronavirus se expandirse en muy poco tiempo.

Algunas clínicas y sanatorios de Río Cuarto ya están al cien por ciento en camas críticas por pacientes con el virus y otras enfermedades crónicas. La ocupación es total en el San Lucas, según reconoció su director, Eduardo Matos. Tampoco hay disponibilidad de internación en Terapia en la Clínica del sur, afirmó el gerente general Rodrigo Carrizo. En el Instituto Médico, la demanda ya desbordó más del 70 por ciento del área crítica, precisó Mario Piastrellini. Los responsables médicos de los centros asistenciales pidieron una reunión urgente con el Centro de Operaciones de Emergencias para advertirle sobre la situación. Si la demanda crece la capacidad de respuesta estará condicionada. Durante la primera ola el sistema en Río Cuarto se  reforzó con más camas y respiradores, pero nada podría resultar suficiente sin un control social. El 10 de septiembre del año pasado, el intendente Juan Manuel Llamosas ordenó volver a una estricta cuarentena por 7 días, que se extendió por una semana más. En la previa al contexto electoral el mandatario tuvo que admitir que se debía “dar un paso atrás”. El sistema sanitario estaba al borde del colapso y los especialistas evaluaban el traslado de pacientes hacia otras ciudades. Aquella medida logró aliviar la presión. Se produjo una meseta de casos y luego, una caída que se mantuvo con algunas variables hasta hace poco tiempo.
El escenario, una vez más, comienza a ser una advertencia para todos. Sin cuidados que eviten los contagios, la segunda ola podría llegar mucho antes de lo previsto.

Más de 24 mil riocuartenses ya se vacunaron con la primera dosis de la vacuna contra el Coronavirus. Entre las personas inoculadas aparecen mayores de 60 años, residentes y trabajadores de geriátricos, personal de salud, agentes de seguridad y docentes. La totalidad de los residentes en hogares para la tercera edad ya recibieron la segunda dosis y el 85 por ciento de los mayores de 70 años están vacunados. El objetivo del plan sanitario es avanzar con la más amplia cobertura en los grupos de riesgo antes de alcanzar el pico de contagios. Desde hace semanas, el arribo de vacunas Sputnik V, Astra Zéneca y Sinopharma permitió mantener el operativo en el Polideportivo con mayor o menor intensidad. En pocos días arribarían nuevas partidas que intentarán fortalecer la estrategia de prevención contra la patología. A más de un año del arribo del Covid a la Argentina, la vacunación es la gran esperanza en una lucha desigual, sin tiempo para ceder.

El último informe epidemiológico del Gobierno de Córdoba reveló que hay casi 13 mil casos activos en toda la Provincia. Los contagios aumentaron fuertemente en las últimas dos semanas y el tiempo de duplicación se redujo a 87 días.
En Río Cuarto la tasa de positividad es del 10 por ciento, por encima del 8,4 que registra Córdoba.  La demanda de testeos se multiplicó tras el fin de semana largo, con largas colas de espera frente al Galpón Blanco y los Identificar. En promedio, se realizan en la ciudad 700 test por día, un indicador que podría elevarse con la implementación de operativos diarios en vecinales y los principales espacios públicos. En la Provincia, hay más de 254 mil personas evaluadas con PCR cada un millón de habitantes.
Para el Ministerio de Salud, el mayor porcentaje de contagios en registra “entre vínculos no laborales y en reuniones sociales”. Solo un 13 por ciento surgieron en espacios de trabajo y menos del 2 por ciento de las burbujas escolares fueron afectadas por la enfermedad. La distención en encuentros de amigos, fiestas clandestinas y eventos sin protocolo favoreció el vertiginoso aumento. El último parte oficial reveló una suba en la ocupación de camas críticas al 33,5 por ciento y  178 pacientes se encuentran con asistencia respiratoria mecánica, lo que representa un 18,2% del total.
En el País, cada informe parece anticipar un nuevo récord. Casi 30 mil personas fueron reportadas con Coronavirus en las últimas 24 horas y nos acercamos a las 60 mil víctimas fatales. La ocupación de camas superó el 73 por ciento en el Area Metropolitana de Buenos Aires, con desbordes en la capacidad de atención de algunos hospitales y centros privados. El Aislamiento Social Obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández para el AMBA parece anticipar una batería de medidas que se federalizarán “por poco tiempo y en forma selectiva” en los lugares donde los casos pongan en jaque la atención sanitaria.

Nadie eligió esta pandemia. ¿Por qué suponer entonces que hay culpables? Algunos sectores políticos y comunicacionales parecen apostar a “un fracaso de las políticas sanitarias” como parte del botín que podrían revelar las próximas elecciones. La noticia, en muchos casos, se redujo a la mera opinión, el dato incomprobable y la vorágine de prejuicios televisivos. En Río Cuarto, el faltante de una vacuna derivó en una denuncia pública de la enfermera sospechada sin más elementos que un intento desesperado de defensa. No se aportaron listas, ni datos, ni posibles referencias que apoyaran la acusación de un vacunatorio VIP. El abogado defensor resolvió pedir un allanamiento en la Municipalidad horas después de considerar que no había existido delito. En declaraciones a Así son las cosas, dijo que tenía los nombres de quienes se saltaron la fila, pero que no los daría para evitar la mediatización que el propio letrado había impulsado junto a la enfermera acusada. El escenario provocó la confusión del bloque opositor que no pudo dar continuidad a la zaga. La instrucción por la sustracción de la vacuna podría finalmente recaer en el Juzgado Federal, en otro capítulo de una causa que parece contar con más episodios mediáticos que hojas en el expediente.
Más allá de los diarios y la televisión, la realidad nos empuja a una aceleración febril de contagios y muerte. Si la secuencia asume rasgos similares a lo ocurrido en Europa y algunos países de Latinoamérica, los especialistas advierten que Argentina podría enfrentar un contexto más dramático que en la primera ola.

Veo a mis hijas, a los que quiero y duele verlos pasar por esto. Me hacen consultas que no puedo responder y me llenan de dudas. Escucho a los que se jactan si algo sale mal y dan recetas que contradicen apenas un día después. Pienso en las enfermeras que vuelven con miedo a la casa. En los médicos que pasarán la noche controlando el pulso de un paciente que no da señales de mejora. En los que temen perder el trabajo. En los que lo perdieron. La pandemia nos cambió demasiado, pero no parece habernos hecho mejores. La enfermedad se recicló y volvió con más intensidad. ¿Cómo se llamarán los que van a morir? ¿En qué casa vivirán? ¿Quiénes son sus hijos? Esta semana algunos se enojaron porque no podrán salir de noche. La misma noche donde morirán los que contaremos mañana. ¿Alguien sabe sus nombres?