¿Por qué votar? ¿Para qué hacerlo? ¿Para qué sirven las elecciones?

  • Por Ricardo Alberto MuñozConvencional Municipal M.C.

Las del título, son preguntas que provocan respuestas diferentes. En sociedades modernas, con educación generalizada y en el marco de un sistema democrático, es posible diferenciar dos segmentos poblacionales con actitudes distintas frente a los fenómenos políticos. Por una parte, aquellos que rechazan la política considerándola impura y configurativa de una intención de servirse de ella e incluso porque se desinteresan  de los problemas comunes. Mientras que por otra parte, se encuentran aquellos que consideran a la política como una actividad humana esencial destinada al desarrollo del pueblo y a la canalización pacífica de los conflictos. Ya Aristóteles, calificaba como esencial a  la actividad política considerando a la persona como un “animal político”, descalificando a los que renegaban de esta actividad.

De allí entonces que una posición negatoria de la política parte de personas que consideran  de bajo valor la actividad política comparada con otras;  piensan que no existen diferencias significativas entre las diversas propuestas o que  creen  que lo que pudieran hacer no importa porque no modificará sustancialmente el resultado. En cambio, otra  posición valora como positiva a la actividad política comparada con otras;  que piensa que las alternativas son realmente importantes y que puede ayudar a cambiar el resultado si participa; entiende a la política como servicio destinada a satisfacer el bien común.

Frente al acto electoral convocado para el mes de noviembre próximo para la renovación de las autoridades municipales de Río Cuarto, se pueden levantar ambas posiciones. Los que consideran no conveniente votar en momentos en que el mundo, el país, la provincia y la ciudad están azotadas por la terrible pandemia y preocupados  por la situación económica se repliegan hacia si mismos. Pero, precisamente en estos momentos de emergencia es cuando tenemos que actuar colectivamente en función del conjunto y pensando en la necesidad de dar al menos parte de nuestro tiempo en preocuparnos de  la cosa pública o la casa común.

La pandemia ha obligado a que las elecciones primeramente convocadas para el mes de marzo fueran prorrogadas a septiembre y posteriormente a noviembre. Para ello se debieron prorrogar excepcionalmente los mandatos de las autoridades municipales – de todas, oficialismo y oposiciones – por lo que esta situación de crisis  institucional provocada por la emergencia sanitaria, debe ser superada por la participación activa y responsable de la ciudadanía riocuartense.Estamos convocados a votar. Debemos participar.

Tal vez a ciertos integrantes de generaciones que por edad llegaron a emitir su voto en este periodo democrático  iniciado en 1983, la existencia de elecciones periódicas, transparentes, limpias y competitivas, con un ritmo institucionalizado sin interrupciones por acto de fuerza, pudiera parecerles actos meramente burocráticos, rutinarios y que, para pocos afortunadamente, implica el fastidio de concurrir a votar un domingo. Pero, en cambio para la inmensa mayoría y especialmente para aquellos – como quien esto escribe – que estuvieron impedidos de hacerlo por la existencia de gobiernos militares – 1966/1973; 1976/1983 –que incluso proscribieron candidatos y partidos políticos, toda convocatoria a elecciones, sea  del ámbito nacional, provincial o municipal, es una oportunidad de expresar un derecho fundamental a elegir a los hombres y mujeres que van a conducir las estructuras de gobierno.

En cada elección, resulta indispensable, recordar las luchas que en todo el mundo y en particular en nuestro país, implicaron el reconocimiento del voto universal, secreto y obligatorio en el marco de padrones indiscutidos; en este sentido traer a colación la denominada “ Ley Saénz Peña” en el marco de unacuerdo político entre este Presidente y el caudillo radical Hipólito Yrigoyen. Recordar las luchas feministas por el voto de la mujer, logrado a mediados del pasado siglo con el protagonismo indiscutible de Eva Perón. Tener presente que hasta la segunda presidencia de Perón, los ciudadanos habitantes de los entonces territorios nacionales – las provincias eran solamente catorce – no estaban habilitados para las elecciones nacionales, pudiéndolo hacer con la transformación en provincias de tales territorios. El reconocimiento del derecho a sufragar a las personas privadas de libertad sin condena firme. La igualdad de género en materia electoral. Es decir, la real universalización del sufragio implicó un proceso creciente de apertura a la mayor participación política, a los fines de lograr, entre otras razones, que quienes resulten elegidos tengan la mayor legitimidad posible.

Precisamente para ello sirven las elecciones: para formar gobierno y correlativamente oposición; para producir legitimación democrática a las autoridades emergentes del sufragio popular sin proscripciones; para generar una mayor participación en el sentido de formar parte del proceso electivo y de sentirse parte de una comunidad responsable de su destino.

Hace pocos días, el pueblo boliviano dio una respuesta contundente al elegir presidente del Estado Plurinacional a la fórmula presentada por el MAS  lo que implicó un abierto repudio al golpe producido meses antes. El pueblo chileno expresó su firme deseo de tener una nueva constitución democrática superando las limitaciones autoritarias del pinochetismo. Los estadounidenses votarán presencialmente – varios millones ya lo hicieron por vía postal – el próximo martes para elegir presidente. Todos, en mayor o menor medida, afectados por la terrible pandemia. Los riocuartenses fuimos convocados para elegir a nuestras autoridades locales y allí estaremos ejerciendo nuestro derecho. Participar implica responsabilidad.