Alarmas oficiales que suenan lejos

Por Pablo Callejón

“La solución es política”, lanzó Darío Monetti, quien hace tiempo batalla contra las mismas decepciones. Antes lo hicieron otros dirigentes inmersos en iguales frustraciones. El reclamo suma años de un debate fastidioso y permanente: qué hacer con las arcas de la institución y cómo garantizar un servicio indispensable para una región en permanente riesgo de siniestros.  La Municipalidad aportará este año 12 millones de pesos a Bomberos. Del total, 3 millones 166 mil pesos se derivan a la Central de Emergencias.  Es un fondo clave, pero insuficiente. En el oficialismo reconocen que el reclamo de una institución con fuerte arraigo social se convierte en un tábano molesto en tiempos de elecciones.  El presidente de la asociación intenta, en realidad, que los dardos superen los límites de la ciudad y puedan impactar en el Centro Cívico. “El Gobierno de Córdoba nos entrega por año lo mismo que tenemos que gastar en pagar las boletas de luz. Lo que ingresa por un lado, se lo llevan por el otro. No les interesa  la capital alterna, nos ningunean”, lanzó Monetti, masticando bronca.

El candidato de Juntos por el Cambio, Gabriel Abrile, se mostró junto al titular de Bomberos en medio de la campaña. El saldo de la reunión tuvo sabor a poco para Monetti, que no pudo lograr el respaldo explícito al proyecto de un aporte solidario en la boleta de EMOS. Abrile dijo que avalará el tratamiento parlamentario, pero admitió que tiene “coincidencias y disidencias” con la propuesta. Con los posteos en las redes sociales, el aspirante a la intendencia  tampoco logró desprenderse de su propia historia. Los reclamos que hoy inquietan al gobierno de Juan Manuel Llamosas son los mismos que antes irritaban a Juan Jure. El ex secretario de Salud quiere despegarse de la gestión que lo tuvo como un secretario clave, pero los hechos parecen un deja vu de aquellos años.
En el Palacio de Mójica intentan en vano evitar la polémica por los fondos y no dan señales sobre el aval a un debate del proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante. Desde Bomberos creen que podrían recaudar “hasta 2 millones 300 mil pesos en las 45 mil cuentas que pagan habitualmente la tasa de agua”. La propuesta aspira a alcanzar “un gesto voluntario y solidario”, aunque obliga al contribuyente a renunciar si no está de acuerdo con el aporte.

La Provincia prometió abonar 558 mil pesos  en dos cuotas como subsidio total durante el 2020. Monetti aseguró que los fondos aún no llegaron y cuestionó “la discrecionalidad en el reparto de los recursos”. En Bomberos advierten que el deterioro de las arcas derivó en una menor cantidad de agentes y en una reducción en la capacidad de respuesta. “La ciudad necesita cuatro cuarteles de cercanías, pero no hay presupuesto. Los parámetros internacionales establecen que se debe contar con un bombero cada mil habitantes y en Río Cuarto tenemos uno cada dos mil. Solo para comprar la vestimenta de 20 agentes destinados a incendios de pastizales necesitaríamos 16 mil euros. Si la responsabilidad implica incendios de estructuras, los valores de los equipos se elevan a 80 mil euros”, reveló el informe.
La institución recibe, además, un fondo nacional cada vez más bulímico por el impacto inflacionario. En 2019 fueron 2 millones 200 mil pesos y aún no hay certezas sobre los recursos que derivarán este año. 


A pesar de las imágenes cinematográficas en el rescate de un obrero que había caído en una obra en construcción en calle Buenos Aires, el déficit estructural para asistir emergencias es cada vez mayor. El estudio precisó que Bomberos “no cuenta con equipos de ataque para la zona céntrica, carece de escaleras para siniestros en edificios de más de 8 pisos y hay insuficiente cantidadde lanzas y mangueras”.
La Asociación realizó 248 intervenciones durante el mes de junio y otras 93 salidas, hasta el 12 de julio. La situación se profundizará en las próximas semanas. El riesgo de incendios ingresó en su etapa más conflictiva, agravado por las escasas lluvias y el material combustible en los suelos. Según reveló el informe al que pudo acceder Póster Central, cada salida implica un costo en promedio de 10 mil pesos.  La complejidad de las intervenciones exige tecnología moderna y una mayor celeridad en las acciones. “La posibilidad de salvar vidas en un siniestro es del 46 por ciento si la ayuda llega en los primeros 15 minutos. Luego, decae abruptamente. Hoy funcionamos con un solo cuartel en el centro de la ciudad y para abrir otras dependencias necesitamos recursos. En este contexto, parece imposible”, admitieron desde la Asociación.
Bomberos cuenta con 75 agentes y del total, solo 9 reciben una remuneración. El servicio incluye a otros cuatro efectivos ligados con el servicio de emergencias y siete en el negocio de recargas de matafuegos y eventos.  El  cuartel tiene 25 unidades móviles, entre autobombas, camioneta, camiones, ambulancias, cisternas y otros vehículos. Algunas son verdaderas reliquias  de uso obsoleto, que solo parecen resguardadas como piezas de museo.

Los recursos  por las cuotas de 1300 socios también cayeron drásticamente en comparación con los índices inflacionarios. En Bomberos lamentan que la previsión será aún  peor en medio de la pandemia. Tras el pago de comisiones, en 2018 percibieron poco más de un millón de pesos y el año pasado, el monto se elevó a un millón 300 mil pesos con una inflación que superó el 50 por ciento. “Acá están los datos, no tenemos nada que esconder”, afirmaron desde la conducción. Los números son reveladores de la magnitud del problema: Bomberos necesita casi 22 millones de pesos cada año para poder funcionar. Uno de los mayores impactos en las arcas de la institución se produce en el pago de impuestos. Desde julio del año pasado, debieron destinar un millón 230 mil pesos en tributos. Luego, emergen el costo del combustible con un millón 54 mil pesos y la reparación de unidades con más de 900 mil pesos. La grilla de principales gastos suma unos 840 mil pesos en seguros,  500 mil pesos por la boleta de luz y 350 mil pesos en viáticos. El costo se eleva fuertemente por la amortización de autobombas y equipos de seguridad valuados en euros.

Hallar una solución definitiva con un financiamiento permanente contrasta con la incómoda decisión política de incorporar un nuevo ítem a la boleta del agua. El debate vuelve a instalarse en un momento devastador para los ingresos del Estado y en medio de una apática competencia electoral, opacada por la crisis económica y el temor a la pandemia. Bomberos, volvió a quedar en el centro de la escena y aunque desde su conducción esperan una decisión política salvadora, las alarmas oficiales suenan aún demasiado lejos.