Las cosas que perdimos por culpa del Covid – Por Jericles

Las cosas que perdimos culpa del Covid

(segunda parte)

Son innumerables las cosas que fuimos perdiendo desde la llegada del Coronavirus…

  • Perdimos las ganas de aplaudir a los médicos en el balcón. (Esto ocurrió este año… ¡La gente quería hacerlo, pero pensaba: ¿Y si el tipo que salgo a aplaudir es trucho? ¿Y si no tiene el diploma habilitante? ¡Mejor me meto en casa a tomar una birra fresquita!)
  • Perdimos las juntadas familiares(Bueh, tampoco es una gran pérdida, si tenemos en cuenta que en las últimas juntadas lo único que hacíamos era alimentar la grieta con la tía Elsita y mi primo Tito!)
  • Perdimos la risa (un chiste zarpado en las redes que hace un año nos hacía revolcar de risa, ahora apenas si nos genera una mueca de aprobación)
  • Perdimos las ganas de seguir cada noche  la lista de infectados y fallecidos que había en Birmania del Centro. (Un año de Covidnos fue cambiando el eje de nuestro interés… ¡Ahora esa información nos saturó, y preferimos buscar en Fox cómo salió Deportivo Táchira por la Copa Libertadores!)
  • Perdimos las ganas de cantar el himno a las 9 de la noche. (En realidad, nunca tuvimos muchas ganas de cantarlo, y menos todavía con lo desafinado que somos… ¡Pero la tele nos mostraba a miles de argentinos aplaudiendo y nos hacían creer que si no hacíamos éramos poco menos que traidores a la patria!
  • Perdimos la noción del tiempo (Si nuestro universo es la cama, el comedor y la compu… ¡¿Qué diferencia hay si hoy es sábado 17 de abril o jueves 31 de setiembre?!
  • Perdimos la sensibilidad para diferenciar entre un chiste de Quino y un meme  (Eso es absolutamente grave, Pablo)
  • Perdimos la capacidad de asombro. Esto se advierte cuando vemos cómo Lanata, Canosa, los Leuco, Majul y Nelson Castro, entre otros, operan y manipulan las noticias para confundir a la gente. Es más ¡También perdimos las ganas de llamarlos periodistas!
  • Perdimos oportunidades (¡Ay, ese jugoso contrato en dólares para publicar todos los días dibujos en el Washington Post que se arruinó porque la cuarentena nos impedía viajar a Norteamérica!)
  • Y dejamos para el final algo que nos es común a todos… ¡Estamos perdiendo la memoria, Pablo! De a poquito, sin darnos cuenta, con la mente ocupada en cosas más urgentes, vamos de a poco perdiendo la memoria. Antes éramos unos leones para recordar las claves y contraseñas… ¡Ahora ya se me mezcló todo, y confundís la clave del home banking con la contraseña del monotributo, y los datos del carnet de Ciudadano Digital con la clave del correo electrónico! ¿O no te ha pasado que estás frente al cajero automático y no podés usarlo porque olvidaste la contraseña, esa que memorizaste siete mil veces, pero hoy la cabeza te jugó una mala pasada y te obligó a volver a casa , sin memoria, y lo que es peor, ¡sin la guita que tenías que retirar!