
Comenzó el juicio a los dos acusados por el brutal crimen de Jesús Buffarini
Comenzó en la Cámara Primera del Crimen el juicio a los dos acusados por el brutal homicidio de Jesús Buffarini, ocurrido el 26 de noviembre de 2024 en General Cabrera.
En la primera audiencia se prevé los testimonios del médico forense que intervino sobre el cuerpo de la víctima y de los testigos Elías Buffarini, Bautista Cornaglia, Virginia Rivero y Alejandro Arias.
El sinsentido de la muerte
Por Pablo Callejón
“Te voy a matar”. El mensaje de Whatsapp reveló la convicción que impulsaba a los homicidas que llegaron hasta la casa de Jesús Buffarini. Ya habían mantenido una fuerte disputa verbal en el boliche, pero no dieron por terminada la pelea. Aquella madrugada del 26 de noviembre del 2024, el exceso de alcohol y la violencia utilizada en cada palabra, generaron un ambiente irrespirable. Aunque ya no estaban en un mismo lugar, ni compartían miradas desafiantes, parecía que nada había concluido. Ninguno de ellos habría imaginado que un día después la localidad de General Cabrera se desmoronaría en un dolor irreparable. Tampoco parecieron predecir las marchas multitudinarias encabezadas por Mario, el padre que había sufrido la muerte de su hijo Ezequiel y ahora, debía reclamar Justicia por Jesús.
A las 4 de la mañana, los testigos en el boliche Green House relataron haber observado a Jesús discutir con Federico Mellano, quien estaba acompañado de Federico Cabrillana y Alejo Arias. El motivo de la gresca habría estado relacionado con una joven. Según pudo determinar el fiscal Daniel Miralles, ante la creciente tensión, personal de seguridad retiró a Buffarini del local y la disputa continuó con un intercambio de mensajes telefónicos. A las 6, Mellano y sus dos amigos abandonaron el lugar, dispuestos a saldar el conflicto que habían comenzado en el interior. La pickup en la que se trasladaban se condujo hasta la casa de Jesús, donde aguardaron pacientes su lleegada. Unos minutos después, “se alejaron unas cuadras, hasta alcanzar un sitio donde podían divisar la vivienda”. “Cuando advirtieron que Buffarini arribó al domicilio, regresaron para enfrentarlo”, precisó el fiscal.
La acusación determinó que, en medio de la calle, Jesús y Mellano comenzaron a golpearse. Posteriormente, se sumó Cabrillana, quien “impactó un puñetazo en el rostro” de Buffarini. Ambos, “con ánimo homicida, lanzaron una serie de golpes de pie y puños sobre el cuerpo” de la víctima. Cuando se retiraron, Jesús se encontraba inconsciente, tendido en el suelo.
La autopsia describió múltiples lesiones y un hematoma en la zona occipital izquierda, que le provocó la desarticulación completa de columna cervical. Las gravísimas heridas derivaron en un paro cardiorrespiratorio traumático.
Para la familia de Jesús Buffarini, fue una cacería. El papá del joven fallecido aseguró que los tres ocupantes de la camioneta Toyota que llegaron hasta el lugar de la pelea fatal lo hicieron con intenciones de matarlo. “Fueron los tres y no dos”, insistió Mario. Los testigos presenciales y las cámaras de seguridad fueron la clave para la investigación judicial. Ni el alcohol, ni la intensidad de los cruces verbales actuaron como justificativos para el acto criminal. A Jesús lo fueron a buscar y estaban conscientes de la decisión que habían adoptado. Para Miralles, “estaban dispuestos en consecuencia a asumir todo lo que resultare”. Incluso, el trágico desenlace del homicidio.
“La conducta desplegada por Federico Miguel Mellano y Federico Ezequiel Cabrillana encuadra en la figura de homicidio simple en grado de coautoría. Fluye palmario que la acción de los nombrados se encaminó directamente a enfrentarse a golpes con Jesús Eduardo Buffarini. Y aunque habían consumido bebidas alcohólicas se encontraban conscientes”, advirtió la investigación judicial. Los agresores no solo golpearon ferozmente a la víctima, sino que dirigieron intencionalmente los puñetazos y patadas hacia las zonas vitales del cuerpo.
Mario y Cristina ya no pueden con sus almas. En solo seis años, perdieron a dos de sus hijos. En diciembre de 2017, Ezequiel murió al ser atropellado por una camioneta. El joven de 24 años, que 10 días antes había sido papá, se conducía a bordo de su moto. La familia encabezó manifestaciones para reclamar por un acto reparador de Justicia. “¿Saben cómo se solucionó eso? Con un millón de pesos para la madre. La vida de mi hijo, la vida de mi hermano, valió un millón de pesos”, lamentó Mario al recordar el fallo judicial.
Jesús también era papá de una niña de 4 años. Su nombre era reconocido en el ambiente futbolístico de la región por ser parte del plantel de Independiente de Dolores y por su parentesco con Julio Buffarini, ex jugador de Boca y Talleres. Jesús era el delantero del mismo equipo donde atajaba Cabrillana, el joven acusado de matarlo a golpes.
Las historias en una localidad de 12 mil habitantes parecen entrecruzarse, hasta formar parte de la misma angustia, por dolorosas ausencias. Nadie puede resultar ajeno a la fatalidad de aquella madrugada que pareció infinita. Unos y otros perdieron todo aquello que amaban, la vida de un hijo o la libertad de una juventud truncada para siempre. El sinsentido insoportable de un crimen que movilizó a un pueblo por un reclamo unánime de Justicia.
Foto: Somos Río Cuarto
También te puede interesar

Es empleada doméstica y tiene 5 trabajos: El drama del regreso en medio de la informalidad
10 junio, 2020
Multitudinaria marcha de mujeres contra la violencia de género y para exigir el fin del patriarcado
9 marzo, 2020