Las mujeres de la India

Por Rosa Cattana

Una de las cosas que más disfruto cuando viajo, es observar a la gente del lugar. Imaginar que piensan, como viven, que sienten. Y por cuestiones ideológicas, miro con perspectiva de género lo que sucede en las calles.

A las mujeres de la India, se las ve brillantes, sonrientes, simpáticas, amorosas. Son las que dan color y magia a este país tan peculiar.

Sin embargo, en muchos casos son invisibles para la sociedad y el mundo que las rodea.

En la India, la igualdad de género está reconocida legalmente. La Constitución que rige desde 1950, reconoce la no discriminación de género en varios de sus artículos. Es decir, en teoría la Constitución asegura que hombres y mujeres tienen los mismos derechos y existen leyes en el país que combaten el matrimonio infantil, la violencia de género o prácticas como la dote. Sin embargo, todos estos problemas siguen vigentes en la vida de millones de mujeres. La mujer es percibida como un bien económico y queda sometida a las decisiones de su padre y de su marido. 

En el ámbito de la política, y pese a que el sufragio femenino está recogido en la Constitución india desde su promulgación, las mujeres ocupan tan solo alrededor del 10 % de los escaños parlamentarios. Desde hace 23 años, existe un borrador de un proyecto de ley que propone reservar el 33 % de los escaños nacionales y regionales para mujeres.

La desigualdad entre el hombre y la mujer es un problema estructural de la sociedad a nivel mundial. En el caso de la India, la inferioridad de la mujer parece guardar estrecha relación con la tradición religiosa y cultural del país. Esta situación de vulnerabilidad se hace patente desde antes de nacer. Las niñas son una carga económica para sus familias por prácticas como la dote y, es por ello, que muchas mujeres abortan cuando saben que van a tener una hija.

En la India, se entrelazan el fundamentalismo religioso y la tradición con la discriminación derivada del sistema de castas, la pobreza y el bajo índice de alfabetización. A esto se suma la creencia popular de que la mujer es valorada y respetada mientras esté al lado de su marido. Las viudas, por ejemplo, forman un grupo social marginado y pobre, excluido de manera física, emocional, cultural y religiosa. Como consecuencia, el feminicidio encuentra sus formas más frecuentes de expresión, en la selección prenatal, el infanticidio, el asesinato por dote y el homicidio por honor.

Las mujeres “dalit” de la casta de los “intocables” son un colectivo especialmente vulnerable, sufren una triple discriminación: de casta, de clase y de género. Son alrededor de 100 millones de mujeres dalit, de las que menos del 10 % están alfabetizadas. Se les impide el acceso a la salud, la educación, la vivienda, el derecho a tierra, la asistencia al templo y la libertad ambulatoria.

Las mujeres trabajadoras de la India, contribuyen de manera fundamental al desarrollo económico del país, sin embargo, su trabajo es invisible ante el sistema ya que no se documenta ni se contabiliza en las estadísticas oficiales.

Por último, India es un país de alto riesgo de violencia sexual y de esclavitud laboral para la mujer.

Mujeres indias, hermanas en la desigualdad, es mucho lo que han logrado en relación a medidas legales para garantizar la igualdad.  Sigan brillando, sigan sonriendo y sobre todo sigan luchando para que la población apoye las medidas legales y rechace prácticas que las hacen vulnerables. Me encantó fotografiarlas. Abrazo sororo. Nos encontramos el 8M

Fuentes: