Póster literario: “El cielo de los animales”, de David James Poissant

Por Alejandro Fara

Hoy traemos una grata sorpresa como lo es la irrupción del cuentista norteamericano David James Poissant. Con la publicación de su primer libro “El cielo de los animales” provocó una verdadera conmoción en el mundo editorial, al punto de que se tradujo a 15 idiomas y vendió miles de ejemplares.

En Argentina lo descubrimos en 2017, cuando lo tradujo la editorial Edhasa, y en Estados Unidos fue publicado en 2014 y la cadena Amazon lo eligió “Libro del año”.

En todos los relatos aparece alguna especie animal exótica o doméstica. Por ejemplo, hay un lagarto abandonado en el patio de una casa, una gata que huye de la casa de un vecino que quedó encargado de cuidarla en ausencia de su dueña, o bisontes de peluche. Sin embargo, el nombre del libro no obedece a la presencia de animales en las historias sino a una situación que conviene no revelar.

El cielo de los animales, de 345 páginas, comienza y termina con dos cuentos que están enlazados: el primer relato se llama “El hombre lagarto” y el que cierra “El cielo de los animales”, y en ambos casos, el protagonista es Jack, un padre de familia mortificado por el recuerdo de un episodio extremo: en medio de una borrachera arroja por la ventana del comedor a su hijo, luego de verlo entre besos y caricias con un compañero de colegio.

Los relatos muestran ese espasmo de furia y, luego, la necesidad de redimirse de ese acto cruel.

Hay muchos otros cuentos memorables en el libro. En “La amputada” y en “Cómo ayudar a tu marido a morir” Poissant alcanza la misma intensidad. En “La amputada” parte de una situación fortuita como el encuentro entre dos extraños en una vereda y en “Cómo ayudar a tu marido a morir”, arranca con un diagnóstico terminal, sin caer en la prosa sensiblera ni mucho menos.

El hilo conductor de los cuentos, lo que les da un tono particular es “un ruido en la línea”, una dificultad de comunicarse. La distancia que a veces puede medirse en kilómetros entre lo que los personajes dicen y lo que en realidad piensan.

En el relato “100% algodón” hay un pobre diablo que se expone a asaltos callejeros con la esperanza de que los delincuentes hagan algo que él no se anima a hacer. En un tramo el personaje dice: “Ustedes quieren saber por qué quiero morir, pero ¿podría darles uan respuesta lo suficientemente buena para ustedes que quieren vivir? Poner en palabras algo así es como tratar de explicar lo que separa a la gente. Lo que nos impide comunicarnos –quiero decir- comunicarnos de verdad unos con otros”.

Después de este libro tan celebrado, Poissant incursionó en la novela, con menos fortuna. En 2021, Edhasa también publicó “Vida de lago”, que cuenta lo que le sucede a una familia que es testigo de una situación trágica en un veraneo en la costa, y cómo esa experiencia despierta el recuerdo de otra experiencia límite del pasado.

La sensación es que en las distancias largas el autor no consigue la misma intensidad y fuerza de sus relatos.

Para trazar una HOJA DE RUTA, podríamos emparentar el estilo de Poissant con la obra de otros norteamericano contemporáneo, el novelista JohnathanFranzen, autor de la recordada “Las correcciones”, una novela en que Franzen disecciona la vida de un matrimonio que entra en una etapa de abulia y apatía.

Renuentes, indóciles, las palabras son lo poco que nos queda a mano para salvar ese abismo, el de la incomprensión, el de la dificultad para darnos a entender.

Por ahí va la preocupación de Poissant y lo explica como pocos lo pueden lograr.