La colonia y el honor

Por Pablo Callejón

Qué peligrosa estupidez la de prohibir todo aquello de origen ruso porque su gobierno inició una guerra que deploramos. Esa manera de estigmatizar a un pueblo, a un futbolista, a un escritor, a un artista, a un periodista, por haber nacido en tal lugar. ¿Es responsabilidad del arquero de la selección de fútbol ruso el conflicto en Ucrania? ¿Es loable aislar a su seleccionado de voley? ¿Sería prudente censurar las presentaciones de la Orquesta de Cámara de San Petersburgo? ¿Habrá que quitar de las bibliotecas los libros de Fiódor Dostoyevski o dejar de recitar un poema de Anna Ajmátova? ¿Resulta adecuado prohibir que hablen los rusos en sus televisoras internacionales? ¿Cuánto tardaremos en pedir que dejen de bailar los integrantes del ballet de Moscú?La moral de los nacionalismos y los cachorros de buenas personas puede llevarnos a que un heladero deje de vender crema rusa o un tipo le grite asesino a un vecino cualquiera que se llame Dimitrov. ¿La FIFA tuvo una prudencia moral cuando resolvió hacer un mundial en plena dictadura en Argentina, ahogando el grito de las torturas con las tribunas vociferando un gol? ¿Lo tiene ahora, con un mundial en Qatar donde le piden a las personas homosexuales que no se demuestren afecto? ¿Dejaremos de pedir champagne por las invasiones coloniales de Francia en Africa o pediremos que levanten la última de Batman por las masacres de Estados Unidos en medio oriente? Perdonen ustedes, pero no creo que se defienda a los ucranianos o se presione políticamente a Putin porque la Unión Internacional de Patinaje sobre Hielo impida participar al equipo ruso. ¿Y si así fuera? ¿Sería lo correcto? La estigmatización de los pueblos, su arte y su cultura, es siempre un hecho aberrante, imbécil. Muchos todavía descalifican a la población chilena por las decisiones que tomó un dictador en favor de los británicos en Malvinas. Quienes hoy presumen esas actitudes de riesgosa demagogia, quizás dejen de alimentar a las palomas cuando ya no quede ni la colonia ni el honor.