Sacan al comisario Bonacci de la jefatura de Alberdi en medio de una trama de violencia, amenazas y sospechas de causas armadas
Por Pablo Callejón
La granada FMK2 fue diseñada por Fabricaciones Militares para producir un doble propósito, “combina cualidades de empleo defensivo y ofensivo”. Desde el Ejército afirman que “se utiliza contra personal, blancos livianos, herir o matar por efecto de la onda expansiva”. El artefacto había sido colocado en la ventana exterior de la casa en calle Las Heras al 400. El comisario Fabián Bonacci la encontró junto a una carta amenazante cuando regresaba de una jornada de trabajo. El accionar de la División Anti Explosivos de la Unidad Departamental logró desactivarla a tiempo. En el sector no hay cámaras. Los registros aparecen en el ingreso al puente Juan Filloy, donde las pruebas en video parecen disiparse. Dos meses después, la causa a cargo del fiscal de Instrucción Pablo Jávega no tiene avances significativos. No hay imputados, ni sospechas por la amenaza mafiosa en el mismo domicilio del jefe policial.
En las últimas horas el rumor tomó fuerza. Bonacci debió someterse a una licencia tras la intervención del Tribunal de Conducta Policial y fuentes confiables confirmaron que ya no está al frente de la comisaría de Alberdi. Nadie habla de “desplazamiento” para evitar el impacto público de la decisión. Sin embargo, el comisario fue derivado a un área de patrulla y no volvería a la unidad policial del barrio.
Todo se desarrolla en medio de un fuerte hermetismo y episodios de violencia urbana que se multiplican en el sector. El pasado sábado, Agustín Alexis Oviedo llegó agonizante al S24 sobre los brazos de una joven. Había sido apuñalado y el esfuerzo de los médicos del centro municipal no logró evitar la muerte del herido de 18 años. En pocos minutos, el lugar estuvo repleto de móviles y policías, mientras aumentaban los rumores de una ola de ajustes de cuentas. El detenido tiene apenas 16 años. En Alberdi, muchos sabían que esto podía ocurrir. Oviedo estaba prófugo tras balear a un hombre de 30 años en el IPV, el pasado 16 de noviembre. El herido fue identificado como Esteban Heredia y salvó milagrosamente su vida tras el disparo que ingresó por el abdomen. Heredia también esta vinculado a otros episodios de tiros y disputas barriales.
“Obviamente el Alexis estaba protegido por alguien, mirá si no lo van a agarrar. Andaba por todos lados y se fue al cumpleaños del Pasaje Baez al 1.400 donde lo mataron. La Policía no es gila, no lo querían agarrar”, señaló una vecina a Póster Central. La mujer está convencida de que “esto no termina acá”, pero nadie puede aseverar cuál será el próximo capítulo.
Dos días después de la balacera en Alem al 1.400, de la que participó Oviedo junto a un cómplice, se realizó un amplio allanamiento en una vivienda de Tucumán al 800 donde secuestraron 20 kilos de marihuana. Además incautaron dos motocicletas Honda Wave y una Honda XR 150 que habían sido utilizadas en la balacera del IPV.
La violencia urbana se multiplicó en los últimos años en Río Cuarto, con los jóvenes cómo ´principales víctimas. El punto de encuentro se revela en fiestas clandestinas con finales sangrientos, aunque las causas emergen de una trama de venta de drogas, consumo de estupefacientes y marginalidad. En el debate aparecen también el rol territorial del Estado y de las fuerzas de seguridad que estuvieron lideradas en barrio Alberdi por el comisario Bonacci.

El 24 de marzo, la Policía anunció que se había desbaratado “la banda de los chalecos”, un grupo de delincuentes que realizan asaltos en la región. Fueron aprehendidos tras un violento asalto en un campo de la familia Ratarino, en Justiniano Posse. Los allanamientos lograron el secuestro de vehículos, armas y prendas de uso de la fuerza policial. De los operativos participaron agentes de las departamentales Unión, San Martín, Río Cuarto, Calamuchita y de la Dirección de la Patrulla Rural. Un rastrillaje cerca del cruce de las rutas provinciales 3 y 6, permitió el hallazgo de bolsas de nailon con una escopeta calibre 12/70, una pistola calibre nueve milímetros, más uniformes policiales, un chaleco antibalas, correajes, una tijera cortapernos y guantes, entre otros objetos. Sin embargo, los elementos no fueron recuperados en los domicilios de los imputados. Tampoco hay huellas digitales, ni rastros de ADN o ruedas de reconocimiento que los involucren.
Uno de los detenidos y acusados de formar parte de la “banda de los chalecos” habló desde la Cárcel. Roberto afirmó en diálogo con Así son las cosas en la radio que no participó del violento atraco. Sostuvo que Bonacci “puso una testigo para que dé nuestros nombres”.
“Yo tenía otros problemas personales con él por un allanamiento y soy una persona con antecedentes. Estaba en Río Cuarto cuando ocurrió el asalto, no conozco a ninguno de los acusados. A mí, me nombra la mujer de uno de los imputados a pedido de Bonacci. Esta mujer se conectó con nuestros familiares y confesó la verdad: que Bonacci le dijo que aliviaría la situación procesal de su marido y le haría recuperar un auto que, posiblemente, podría ser uno de los usados en el hecho”, afirmó desde la Unidad Penitenciaria Número 6.
La defensa asegura que la fiscalía de Bell Ville nunca citó a la testigo en Tribunales, ni sumó alguna otra línea de investigación. La pesquisa fue orientada por la Policía y fue elevada a juicio. En la causa, se pudo determinar que existía un vínculo entre Bonacci y la testigo. Así lo revelaron mensajes de Whatsapp, según confirmó el abogado de uno de los detenidos, Rolby Valdivieso, quien advirtió que la instrucción fue edificada sobre “actos ilegales”

Vecinas de Alberdi señalaron que las investigaciones por denuncias de acoso o allanamientos “con policías de civil” de Alberdi nunca prosperan. Una de las afectadas sostuvo que el maltrato verbal y las “insinuaciones sexuales” son habituales. Así lo revela la constancia de una de las denuncias presentadas contra “el comisario Bonacci y el agente Oyola”. La denunciante precisó que la trataron de “puta barata” y le hacían “propuestas fuera de lugar”. En las fiscalías no hay, sin embargo, constancias de causas abiertas por estas presentaciones.
La amenaza mafiosa en la vivienda de quien era el jefe de la comisaría de Alberdi parece haber revelado una secuencia de hechos violentos que las estructuras oficiales intentan sostener en un silencio a prueba de balas.
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