“Estamos con el alma destrozada, no caemos en la cuenta de lo que pasó todavía”

La conmovedora carta de Patricia Bruera, quien era directora del jardín de infantes “Carlos Guido Spano”, a la docente fallecida Marisa Chivalero

“Hola amiga: ¿Cómo estás? Llegaste bien? Seguro ya encontraste a esos seres que habían partido antes que vos y que tanto extrañabas. Te cuento: por acá estamos con el alma destrozada. No caemos en la cuenta de lo que pasó todavía. Pero poco a poco iremos recobrando la alegría, porque nos dejaste mucho para recordar. Tantas jornadas compartidas!. El café calentito de la mañana mientras organizábamos el día. Por favor!, que nadie dejara una tijerita cerca tuyo porque en poquito tiempo había una pila de papelitos para juntar. ‘Manos de tijera’ te decíamos en el jardín. Fuiste una excelente compañera, siempre dispuesta, siempre contenta. Una profesional comprometida con la institución, en todos sus aspectos. Disfrutabas preparando y dando tus clases y también haciendo empanadas, siendo la cajera de la fiesta que organizaba la cooperadora. Si el jardín te necesitaba, allí estabas. No lo recuerdo ahora, pero ojalá te haya dicho alguna vez que eras muy valiosa. En honor a tu alegría cotidiana, vamos a sacudirnos el dolor, vamos a volver a poner la música fuerte y allí vas a estar vos, saludando con una sonrisa a cada uno de tus jardineritos. ¿Sabés? Ahora que lo pienso, nunca te vi enojada. ¿Será que llegar al jardín te aliviaba los problemas? No sé si vamos a poder hacer la velada este año, pero por las dudas reservamos el traje del sapito, o el de papa Noel o el de paisana o cualquiera, total vos siempre estabas dispuesta a acompañar a tus niños en los bailes y a divertirte junto con ellos. Te gustaban los stikers con brillitos como a mí. Ahora sos vos la que brillas y desde donde estés sé que siempre nos vas a iluminar. Por la cantidad de años compartidos, te convertiste en una gran amiga. No quería que te fueras tan pronto. Pero nosotros no disponemos de esas cosas. Aunque, pensándolo bien, no te fuiste. Sé que en cada cuento, en cada canción, en cada juego vas a estar a nuestro lado, porque demostraste que amabas al jardín, tanto como a tu familia. Bueno, no te molesto más. Descansa en paz ahora. Hiciste un gran trabajo aquí. Dejaste tu huella, hiciste las cosas bien. Por todo lo que brindaste nunca te olvidaremos. ¡¡¡Hasta siempre!!! ¡¡¡¡Hasta el próximo cuento Seño Marisa!!!!”