
Vidas ejemplares de la Región: el científico Darwin Pérez
Darwin Pérez, nacido en Carolina El Potosí a mediados de los años 50, compartió desde chico dos vocaciones: la ciencia y la poesía gauchesca, la payada por decirlo correctamente.
Egresado con notas sobresalientes en el Conicet, fue el primer hombre de ciencia que expresó sus conocimientos científicos en forma de versos criollos, talento que había desplegado desde muy temprana edad, cuando su padre lo llevaba todos los años, cada enero, al Festival de Doma de Jesús María.
Era común que siendo unreconocido científico se presentara a las conferencias académicas guitarra en mano, y anunciara a la distinguida audiencia sus conocimientos científicos de esta manera:
“Yo le quiero comentaaar….
Yo le quiero comentaaaar,
A todos los parroquianos…
Que la droga Brometano
En medicina fracasa,
¡pero es útil pa’ pulir
Los cubiertos de la caaasaaa!”
En otra oportunidad fue inolvidable su payada con el diablo, en la que el científico pretendía, a través de sus décimas criollas, probar con argumentos científicos que el Infierno no existe. Esa famosa payada tuvo que ser interrumpida debido al irrespirable olor a azufre que había en la sala de conferencias donde se realizó.
Otra obra inmortal que dejó fue una autobiografía de su vida: “Las Coplas del payador perseguido”… Perseguido por AFIP, perseguido por la justicia, perseguido por el Veraz…
Como científico, Darwin estuvo a punto de recibir el Premio Nobel a la Ciencia en 1994, pero faltando un día para la premiación le saltó un antidópingpositivo: varios colegas suyos, seguramente por envidia, lo denunciaron al descubrirlo masticando hojas de coca, un hábito que había adquirido en las largas noches de color y coraje en los Festivales de Doma.La academia del Premios Nobel consultó el VAR, y al comprobar que la falta ética existía, resolvió entregarle el Premio Nobel post mortem al doctor Frankestein, por ser un pionero en materia de transplantes.
Antes de morir, Darwin Pérez dejó para la posteridad uno de sus inventos más notables: la espuma artificial para disimular cuando a uno el mate le sale lavado, invento por el que fue premiado con el Termo de Platino en su pago natal, Carolina el Potosí.
Y como no podía ser de otra manera y haciendo honor a su condición payadora, en su tumba hay un epitafio criollo que dice lo siguiente:
“Aquí yace Darwin Pérez
Científico y payador
En versos no fue el mejor
No era su fuerte la ciencia…
Con la guitarra era malo…
¡Peligroso… con probeta!
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