El Pami asiste en Italia a la riocuartense que perdió a su esposo en medio de la pandemia y espera regresar al país

El director del Pami Fernando Bossio confirmó que la obra social asiste en Italia a Isabel Ribotta, la mujer de 78 años que perdió a su esposo en medio de la pandemia y espera regresar al país.
Isabel, junto a otros 800 argentinos, quedaron varados en el país europeo y esperan que el gobierno nacional pueda repatriarlos con vuelos de Aerolíneas.

La carta completa del hijo de la mujer afectada:

Soy Pablo Padula, productor audiovisual ligado a los medios de comunicación. Comparto estas líneas entre algunos colegas con la intención de pedir ayuda en la difusión del caso de mi madre, haciéndome eco de las palabras de nuestro Canciller, Felipe Solá, quien en su exposición frente a Diputados el 9 de abril pasado, sugirió que quienes necesitaran asistencia por encontrarse en el extranjero y en estado de vulnerabiliadad, se hicieran notar en cuanto medio les fuera posible, para saber de su situación y poder encausar su regreso. Mis padres, Isabel Ribotta de 78 años y Arturo Padula de 77 años, ambos de Río Cuarto, tomaron uno de los cruceros de la empresa Costa, que zarparon desde el puerto de Buenos Aires el 3 de marzo pasado (antes del momento en que se sugirió el aislamiento social, previo a la cuarentena actual). Lo que sucedió en la travesía es largo, pero en síntesis mi padre tuvo una descompensación de salud y a la hora de desembarcar en Italia no pudieron tomar ninguno de los vuelos charters que la Embajada junto con la empresa generaron para repatriar a casi todos los argentinos de abordo. Se trataba del barco Costa Pacífica, en el que hasta que bajó el último pasajero, no se registraron contagiados. El caso de mi papá tuvo que ver con una recaída de un cuadro previo, por lo que al desembarcar en el puerto de Civitavecchia, fue necesario internarlo en un hospital y ubicar a mi mamá en un hotel ya que no se le permitió quedarse con él por el protocolo actual de todos los hospitales de Italia. A los pocos días mi papá falleció y desde entonces ella quedó aislada en su hotel. A salvo, pero encerrada y, hasta el momento, sin opciones para volver. Desde que supimos que el barco sólo podría amarrar en Italia estoy personalmente en contacto diario con la Embajada. Puedo ver cómo el personal de la Embajada y de los Consultados se están ocupando puntillosamente de los más de 1600 argentinos que están en ese país pidiendo volver. Entre ellos, mi mamá integra una lista de más de 150 de altísima vulnerabilidad. De hecho, en su caso particular, ella cuenta con al menos 3 motivos de los que prevé el DNU sobre cierre de fronteras, por los que se consideran excepciones por vulnerabilidad. Pero la realidad es que con la extensión de las cuarentenas en todos los países, no hay vuelos convencionales y LOS EQUIPOS DE EMBAJADAS COMO LA DE ITALIA, una de las peores zonas, SE QUEDARON SIN OPCIONES PARA ENVIAR A LA GENTE DE REGRESO. Hoy la única alternativa es POR LA INTERVENCIÓN DIRECTA DE LOS ESTADOS para negociar que se abran fronteras y se habiliten despegues y aterrizajes. Algo que desde que mi papá falleció, no está pudiendo llevarse a cabo ni para mi mamá, ni para el resto de casos similares al de ella. Vuelvo al comienzo. Fue el mismo Canciller quien dijo que se hicieran notar para poder destrabar las vías para que vuelvan. Intento que nuestro caso sirva sólo como caso testigo de todos los varados que, no presentando síntomas, no sólo están sin plan de contingencia en uno de los peores lugar del mundo en este momento, sino que además son muy vulnerables.