La oportunidad del tiempo

  • Por Pablo Callejón Periodista

Un médico protegido con una bata de aislamiento azul recibe a los pacientes por la guardia de calle Manuel Puebla. En una primera evaluación de los síntomas de fiebre ó tos seca, resuelve sobre una derivación al sector de aislamiento en la guardia. Los indicios sospechosos de Covid 19 deben resultar convincentes para tomar las muestras y activar el protocolo. Un piso completo del nosocomio fue preparado para recibir pacientes, aunque todo el Hospital ya ha sido reestructurado para enfrentar una suba sustancial de contagios. Los médicos y enfermeras saben que lo peor está por venir, pero nadie podría describir cuál será la magnitud del pico en la demanda.

El objetivo de Salud fue generar una estructura con entradas y salas de espera independientes, consultorios destinados a pacientes febriles y disponibilidad de camas críticas. En Río Cuarto, el sector aislado para asistir a los afectados por la pandemia cuenta con 28 camas con alto equipamiento y otras 16 de atención intermedia.
En las últimas horas se incorporaron 25 enfermeras y médicos para reforzar las guardias hospitalarias del nosocomio en el que trabaja un plantel de 700 personas. El Gobierno abrió una convocatoria para sumar otros agentes sanitarios en el corto plazo. El pedido alcanza a enfermeras, terapistas, neumonólogos, pediatras, cardiólogos, clínicos, infectólogos, emergentólogos y neonatólogos. Todos deberán alistarse en una batalla desigual con un enemigo imprevisible, todavía desconocido, que mostrará su peor rostro a finales de abril según presumen los expertos.
En Río Cuarto son 6 los pacientes infectados y la evolución es favorable. En la Provincia, el 75 por ciento de los 58 afectados son asistidos en tratamientos ambulatorios. El 85 por ciento son cordobeses que viajaron al exterior y un 15 por ciento, fueron contagiados por contacto estrecho. Al menos hasta ahora, no hay registros de casos autóctonos de coronavirus en la Provincia. En la Nación ya son 17 los muertos y 690 los contagios confirmados.

712 son las camas disponibles en nosocomios públicos y privados de la ciudad. Del total, 81 están alistadas en las terapias intensivas y podrían extenderse a 99, por la reestructuración resuelta en el Hospital. Según datos de la consultora Lephare, 125 mil riocuartenses cuentan con cobertura privada de salud (73%) y el resto de la población (45 mil vecinos) depende exclusivamente de la prestación pública.
La aparición del Coronavirus revalorizó el rol del Estado en la coordinación de las acciones sanitarias y Río Cuarto no será la excepción. El Hospital será el nodo central en la estrategia de lucha contra la pandemia, en un esquema que buscará garantizar el acceso a una atención sin privilegios sociales y económicos. Lephare advirtió que la mitad de los riocuartenses sin cobertura privada son niños y adolescentes. Además, el 60 por ciento de los ciudadanos que no tiene obra social están inmersos en la economía informal, el sector más golpeado por la paralización de la economía.

El número de contagios avanza por debajo de lo esperado, según analizó el ministro de Salud, Ginés González García. El dato es alentador pero difícilmente logre impedir una extensión de la cuarentena. El objetivo central es aplanar la curva de contagios para evitar un desborde del sistema sanitario. Si el cuidado social es efectivo, no solo se reduce el riesgo a un crecimiento desmesurado de casos sino que ralentiza la propagación y le da tiempo al sistema para mejorar las condiciones preventivas. Este es un factor clave para asegurar la articulación de medidas y advertir la efectividad de los planes de contingencia en otros países. Parte del mundo reaccionó tarde y cuenta por miles a los muertos que nunca podrá velar.

El Coronavirus puso en evidencia la falta de abastecimiento de respiradores. En la Argentina solo tres empresas concentran el 80 por ciento de la producción y el Gobierno decidió anticiparse al mercado. No solo se impidió la exportación de los equipos, sino que el Estado asumió la compra de la totalidad. Intentaron evitar que en la primera etapa de trabajo algunos argentinos con alto poder adquisitivo compraran respiradores para tener en sus viviendas. Las empresas productoras enfrentan una demanda de 2500 unidades para hospitales y 1200 en clínicas privadas, aunque la capacidad máxima alcanza los 100 equipos por semana.
La prepotencia de los que más tienen y la especulación de los poderes concentrados es un mal endémico, aún en tiempos de emergencia sanitaria. El control de municipios y la AFIP reveló que hubo farmacias que acumularon alcohol en gel en sus depósitos y empresarios que jugaron al desabastecimiento para subir precios de productos básicos en supermercados y almacenes. También se advirtieron subas injustificadas de hasta el 300 por ciento en los valores de frutas y verduras en los mercados de Abasto. La concentración en la cadena de ventas obliga a los gobiernos a doblegar los esfuerzos para evitar que se imponga la lógica de un grupo de mercaderes.

La cuarentena paralizó una economía devastada por cuatro años de neoliberalismo y volvió a incrementarse el número de locales vacíos o en alquiler. Ante la debacle, la Nación amplió la ayuda social para los jubilados que reciben la mínima y los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo. También se creó un aporte excepcional para los agentes de la salud. En las próximas horas se anunciará un congelamiento de los alquileres y créditos hipótecarios y las empresas de servicios básicos no podrán realizar cortes por falta de pago. El Gobierno intenta garantizar el pago de salarios a empleados en blanco y evitar el desborde social entre monotributistas y trabajadores en negro. La economía informal estaba en jaque por la recesión de más de dos años y es una grave señal de alarma por la conflictividad alimentaria en los barrios más vulnerables.
El aporte de 10 mil pesos por el ingreso familiar de emergencia provocó que un millón y medio de argentinos se inscribieran en la página de ANSES durante el primer día. La consultora Lephare reveló que 21 mil riocuartenses estarían en condiciones de recibir el beneficio, que impactaría en el 31 por ciento de los hogares en la ciudad. Del total, el 55 por ciento son desocupados. El resto de los beneficiarios se componen por trabajadores informales (30%), amas de casa (14%) y monotributistas (11%)

Vivir en cuarentena provocó que se salvaran 20 vidas por día en accidentes de tránsito y se redujeran hasta en un 90 por ciento los casos de robo, hurto y violencia urbana. Son algunos de los males con los que convivíamos a diario y aparecen olvidados por el temor al coronavirus. Otros, como la falta de alimentos, la bulimia económica y el stress se profundizaron por el aislamiento impuesto a fuerza de conciencia colectiva y controles policiales. Si la prioridad fue evitar la circulación de personas para limitar la propagación del virus, la continuidad de las medidas restrictivas exigirá una profundización de la asistencia para los sectores hacinados y vulnerables. El municipio anunció la creación de un Comité Social Permanente en el que intenta promover el financiamiento privado, generar políticas ante el aislamiento y anticipar nuevas demandas por la pandemia. La iniciativa solo podrá ser efectiva si aumentan los fondos para la contención y se acelera la capacidad de trabajo.
La enfermedad nos dio tiempo para prepararnos. Al menos, es un plazo superior al que tuvieron otros países. Las consecuencias de la enfermedad son imprevisibles y lo peor en la cadena de contagios aún está por venir. Estamos en el camino de encontrar las respuestas adecuadas. Y cualquier error nos podría enfrentar a preguntas que ya no tengamos tiempo de responder.