El abrazo “anti grieta”: Macri y Fernández juntos en Luján
Mauricio Macri y Alberto Fernández compartieron hoy una misa en Luján presidida por el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, de la que también participaron dirigentes sociales y sindicales, a menos de dos días del cambio de gobierno.
Fernández afirmó al finalizar la misa por la “paz y la unidad” convocada por la Conferencia Episcopal Argentina en Luján, que “llegó el momento de estar juntos para siempre” y que “el secreto es respetarnos, no pensar igual”.
Abordado por periodistas a la salida de la ceremonia, Fernández sostuvo también que la Iglesia ha hecho “un enorme esfuerzo para unir a los argentinos” desde la llegada del papa Francisco y valoró la invitación a la ceremonia de este mediodía.

“Fue una misa muy emotiva y muy linda. Es una aprendizaje para todos los argentinos, llegó la hora de estar juntos para siempre”, sostuvo Fernández cuando se retiraba de la basílica de Luján junto a su pareja, Fabiola Yañez.
Y agregó: “Debemos respetarnos, el secreto es respetarnos, no pensar igual”.
Por otra parte, dijo reconocer el “enorme esfuerzo” de la Iglesia al convocarlo a participar de la celebración por el Día de la Asunción de la Virgen, junto al presidente Mauricio Macri y el resto de su gabinete de ministros.
“La iglesia, desde que el papa Francisco llegó, está haciendo un enorme esfuerzo por unir a los argentinos. No me extrañó su invitación porque sé que están en esa senda, pero valoré la invitación”, afirmó Fernández en diálogo con la agencia Télam.
Misa en Luján
El presidente Mauricio Macri y el mandatario electo Alberto Fernández participaron hoy juntos de la misa convocada por la Conferencia Episcopal Argentina en la basílica de Luján para pedir por la “unidad” y la “paz” a menos de dos días del cambio de gobierno, en un clima de cordialidad que compartieron también los funcionarios entrantes y salientes.
Los saludos entre unos y otros se dieron en la llegada y se volverían a repetir en el final de la misa que presidió monseñor Oscar Ojea, titular del Episcopado.
Macri y Fernández llegaron minutos antes de las 11, casi en forma simultánea, se saludaron y caminaron juntos el sendero vallado que los condujo a sus lugares, ubicados en la primera fila central, frente al altar montado de espaldas a la basílica; fue un momento de alta expectación, con todas las miradas pendientes de los movimientos de ambos, que sentados uno al lado del otro, intercambiaban comentarios y sonrisas.
Ambos llegaron a pie, y en compañía de sus parejas, Juliana Awada y Fabiola Yañez, y los acompañaron gran parte de sus gabinetes, el saliente y el que comenzará a partir del martes con el cambio de gobierno.
Durante la misa, que duró una hora y veinte minutos, presidida por monseñor Ojea, con la homilía a cargo del arzobispo de Mercedes-Luján Jorge Eduardo Scheinig, se pidió por la “unidad” y la “paz”; pedido al que se unieron en oración los representantes de los diferentes credos que conviven en Argentina.
Ojea abogó por la construcción de una “cultura de la equidad”, una reconexión “con la realidad” y “un trabajo cuerpo a cuerpo con los hermanos, en especial con los más pobres, tal como pide el papa Francisco”, como cierre de la misa, y pidió también “dejarnos evangelizar por los pobres, que con sus dolores conocen al Cristo sufriente”, para que sean “prioridad de veras”.
Si bien durante toda la misa, ambos mandatarios intercambiaron gestos de amabilidad, hubo dos momentos históricos, cuando se saludaron con un beso y un abrazo, al momento del Saludo de la paz, al final de la misa, y luego de las oraciones pronunciadas por los titulares de las distintas religiones, cuando Ojea pidió un nuevo saludo.
El intercambio final entre ambos mandatarios se constituyó en símbolo del clima que reinó en este oficio religioso, que se extendió también a los colaboradores de ambos gobiernos, el que se va y el que llega.
Luego de la celebración, a la acudieron miles de fieles en peregrinación, ambos mandatarios se retiraron saludando a la gente que se agolpó a los costados de las vallas que marcaban el camino hacia la Basílica, en un día que acompañó, soleado y cálido.
“Fue una misa muy emotiva y muy linda, llegó la hora de estar juntos para siempre, el secreto es respetar, no pensar igual”, dijo Alberto Fernández a la prensa como broche de la convocatoria que hizo la Iglesia en pos de terminar con la grieta y trabajar por la “paz” y la “unidad”.
Trabajadores al mando
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